miércoles, 29 de mayo de 2013

Jean Bayet. Literatura latina

Introducción Cuando se trata de distinguir la cultura latina de la helénica nos hallamos frente a una disyuntiva. Cómo realizarlo siendo que Roma ha vivido tantos años bajo el influjo de la cultura griega. En el siguiente trabajo nos proponemos realizar esta distinción y demostrar que Roma no fue sólo una extensión cultural de Grecia como muchos llegaron a pensarlo. Los orígenes de la literatura latina Sus migraciones: Gran cantidad de la población de las tribus indoeuropeas marchó hacia el oeste. A través de las llanuras septentrionales de Europa. Pero de esas masas resaltaron algunos grupos que se dirigieron en sentido oblicuo en especial Hacia el sur; cuya lengua evolucionó, con total independencia, de acuerdo con las nuevas exigencias: hihitos, escitas, tracios, griegos, aqueos son los que forman estos grupos que impusieron su dominio. Entre 1400 y 1000 a.c. se produce el ultimo rompimiento entre los indoeuropeos que siguieron el camino hacia el oeste, adoptando la lengua celtica, alcanzando en bajos pasos a Italia, tomaron el nombre de latinos, oscos y umbros. Los latinos itálicos Se impusieron a la masa mediterránea. Los latinos fueron los primeros en establecerse en la Italia central, fueron sujetados en el bajo valle del Tíber por los oscos: al sur y los umbros al noroeste. Se cree que si no fuera por los etruscos no habían sobrevivido. Este pueblo no era indoeuropeo llegado sin duda del norte del mar Egeo ocuparon la Toscana. Los latinos El territorio que ocupaban tenía poca extensión. Esa extensión no tenía mayores dificultades materiales para el cultivo de los cereales y las colinas soleadas. Ellos cultivaban la viña, el olivo .La civilización de LACIO fue del signo agrícola. En cambio los indoeuropeos solo formaban una aristocracia, con una base muy solida de esquemas religiosos y jurídicos, tratando de imponer su organización social. La clase dirigente conservo, en el fondo, el instinto de guerra y de conquista. Los hábitos del clan y de su autoridad. Hubo una mescla de sangre, donde surgieron los propietarios feudales. Roma: los inicios de su evolución La importancia de ésta, se debió al río cuyo tráfico controlaba en su totalidad y al puente que a través de ella sujetaba El lacio, a la Esturria formándose ciudad mixta, abierta a toda clase de influencias, incluso por su llanura de pastizales y cultivos Roma, Etruria y el Lacio Dueños de la campaña en el siglo VI, los etruscos fueron de Roma y gracias a ella sin duda dominaron entonces al Lacio, que separaron sus dos zonas de dominio. Roma fue prospera, considerablemente, esto es consecuencia de las ciudades de tránsito. Y además debemos valorar el sacrificio y auge de la civilización etrusca, construcciones, Artes plásticas y mentalidad a excepción de la lengua En el año (509), los reyes de Roma fueron expulsados, por la decadencia del poderío etrusco, que tiene continuidad por dos siglos, bajo la agitación gala al norte y los ataques de los latinos y de los griegos al sur. En consecuencia, retroceso de Roma, una aristocracia rural, rechazo enérgicamente los progresos de la plebe. Todo logro se perdió sin dejar otro rasgo literario, que ilusiona adivinarse una especie de anarquía moral e intelectual. El etrusco; es una lengua de cultura de la aristocracia. La plebe urbana se orienta más bien hacia las ideas y los cultos griegos. En consecuencia se forma una Roma más latina. Los orígenes: lengua latina Los romanos son más poéticos, que los griegos, a menudo infantiles. Se destacaron escritores como Lucrecio, Virgilio, Séneca fusionando un sentimiento profundo entre hombre y naturaleza, o en presencia de Dios en la soledad. La lengua latina Todo el vocabulario es homogéneo a pesar de haber copiado otras lenguas mediterráneas fue una puja entre los salvajes y la civilización. Sus vocablos tienen cargas afectivas, aunque surgió un vocablo sin articulo, para los escritores fue una riqueza difícil de manejar. La lengua tuvo un sistema de flexiones entre los griegos. La gran innovación del latín reside en la rigurosa distinción de los tiempos verbales. El lenguaje hablado La escritura y el lenguaje hablado fueron los etruscos quien enseñaron a escribir su lengua a los latinos por medo de uno de lo alfabetos, de los griegos de occidente. Sólo las personas más instruidas llegaban a conocer un libro. El ritmo Cada palabra tenía una intensidad inicial y un acento. El acento era musical, más tarde se hizo intensivo. Los orígenes de la literatura latina Alrededor de 450 la ley de la doce tablas de las que poseemos un considerable número de prescripciones bajo una forma rejuvenecida, era por el contrario aprendida en las escuelas romanas; Y ciertos discursos de Apio Claudio el ciego, eran leídos por Cicerón. Preparándose para la literatura La aristocracia dirigente, política y religiosa, había acumulado en ROMA , desde hace mucho tiempo atrás una documentación en extremo variada , en donde tenían continuidad, pasión organizadora y su vanidad nobiliaria. Orígenes de la literatura latina No obstante en el fondo mismo de la religión nacional aparecen rasgos dramáticos Pero al lado de estas formas reglamentarias las fiestas populares permiten y dan pie a una creación más espontánea. La organización artística donde más tarde se insertó el teatro, se debe a los etruscos. APIO CLAUDIO el ciego Posee ya cualidades literarias. Siendo el primer escritor que surgió en 307 y 296. No dejo de seguir una política revolucionaria a favor de la plebe. Se inclinó hacia el helenismo, sintiendo una inclinación personal por el pitagorismo. Nadie impidió que ciego, invalido llegara al senado para oponerse a negociar con PIRRE(280). Era patriota y admiraba una visión de futuro. Se ocupó de la lengua. Formación de una Literatura Greco-romana Durante la segunda mitad del siglo III se forma en Roma, en muy breve plazo una literatura completa, a imitación de los griegos como resultado de una gran voluntad y el esfuerzo reflexivo de un hombre de origen no romano. Las etapas de influencia griega: el influyo griego no había cesado de actuar sobre Roma al menos desde fines del siglo VII, aunque en un principio fue por medio de los etruscos y después no sin reticencias ni duras sacudidas. La disolución del imperio etrusco había dejado comenzar a Roma desorientada entró en una aristocracia rural retrograda y una plebe urbana debilitada por la decadencia del comercio. Los Patricios debieron ceder paulatinamente ante la presión. Sin embargo antes de redactar el código de las XII tablas enunciaron embajadores a informarse de las legislaciones helénicas en las ciudades de la Magna Grecia. La conquista de Roma por los galos retraso sensiblemente la evolución. Pero una vez que las conquistas latinas se orientaron hacia el sur, contra los samnitas, los contactos repetidos de toda la juventud militar de Roma con poblaciones griegas, con mayor o menor grado de pureza, de un espaldarazo decisivo. Treinta y un años después, Sicilia prácticamente en romana tras la primera guerra púnica (268 – 241), esta isla había sido el objeto en litigio, de carácter económico, de la lucha Tierra Griega casi en su debilidad, acrecentaba notablemente el sector helénico del estado Romano. Fue precisa la segunda guerra púnica, la toma de Siracusa (212), la destrucción de Capua (211) y la segunda conquista de Tarento (209) para que Roma enriqueciera con todos los despojos de todas las prendas capitales griegas o helenizadas de Atalia, representara el único centro de atracción del helenismo occidental. Pero desde 240 se había iniciado ya en esta misión. La plebe y el patriarcado ante el helenismo La plebe urbana, adopto el espíritu mediterráneo. Se interesa por los negocios, por la especulación por el comercio marítimo, griego, o púnico. Se roza todos los días con esclavos cada vez mas helenizados. El helenismo entra en una gran medida en este compuesto cambiante, deformado sin duda asimilado. Una multitud de antiguas leyendas griegas resultan familiares a esta población. La aristocracia dirigente por el contrario salvaguardo hasta el momento en líneas generales. Su antigua rigidez, y con ella la pobreza digna, de su lengua pero se vio obligada a gustar del helenismo por diversas razones, por ambición política ha de alagar los gustos de la plebe y encauzar los grandes intereses del trafico y de la especulación. El helenismo romano en el siglo IIV En conjunto representa un refinamiento de vida muy atractivo, egoísta, cómodo. Tiene una marcada diferencia moral y social entre Grecia y Roma. La evolución de los latinos viene retrasada por III siglos. El pueblo de Roma es un conjunto brutal, pero vigoroso y moralmente recto. La inteligencia en contactarse internacionalmente y la extrema rapidez de su expansión política despiertan en el muchas curiosidades más o menos sanas. Los romanos aceptan los temas novelescos, las leyendas heroicas al lado de la herencia humana de los clásicos. Renueva la búsqueda de belleza plástica. Apolo introduce las fiestas que participan hombres y dioses. La literatura usa la forma más peligrosa del helenismo. Su estilo Alejandrino, era extremadamente refinado demasiado difíciles para los romanos siglo III que pusieron los ojos en la literatura ática del siglo IV; muy despojada de forma y muy humana, aun más allá en los clásicos trágicos atenienses del siglo X; y en Homero. De este modo pretendían recuperar a un tiempo todo el retraso que llevaban con sus maestros. Los géneros poéticos: el teatro El teatro era el único que había enriquecido ya a Roma con una tradición popular. La presentación de los romanos en la Magna Grecia les había permitido también conocer suntuosas puestas en escenas y toda clase de piezas trágicas, cómicas o paródicas. Cualquier momento era oportuno para un magistrado o un rico Patricio celebrara un acto religioso. Y al lado de ejercicios de toda índole y combate de gladiadores estos juegos llevaban representaciones teatrales. Comedias y tragedias que habían sido tomados del griego. Sin embargo, a partir de Nevio interrumpen algunas tragedias del tema romano. Roma participó intensamente en esta creación dramática imitada de los griegos pero adaptada al gusto latino. Capítulo III EL PURISMO HELENIZANTE Y LAS TENDENCIAS NACIONALES La vida económica y social –e incluso la sensibilidad- de Roma sufrieron una profunda transformación: la afluencia de riquezas y de obras de arte impulsó al lujo y a la búsqueda de placeres; y como contrapartida, la brutalidad y el orgullo nacional se agravaron. Ante todo, quedo rota la unidad moral entre las clases altas, adustas, y una plebe cada vez màs cosmopolita. La vieja aristocracia se helenizaba desde los últimos años del siglo y destaca el influjo de los pedagogos en los jóvenes mejor dotados como Escisión. Además, el griego es la lengua diplomática y la política exige su conocimiento: Flaminio, gracias a su profunda cultura helénica. A partir de este momento, el Senado se muestra hostil a la intrusión masiva del helenismo de Roma. Tiende incluso a oponerse a los actos de quienes llenan a Roma de obras de arte, la sacian de espectáculos, pero consiguen la gloria personal. Llegaron a despreciarlos, pues era un pueblo a la vez débil y peligroso. Todo lo que procede de ellos parece corrupto. Sin embargo, Grecia gozaba de un simulacro de independencia, no era posible la radical supresión del helenismo. Los círculos cerrados. El Helenismo, reprimido oficialmente, se confino en círculos aristocráticos restringidos: y ganó sin duda en refinamiento, pero perdió todo acento nacional. Un purismo desdeñoso lleva a los autores a inspirase no en la literatura griega contemporánea, sino en los clásicos de los siglos X y IV. Pierden incluso el contacto de la lengua con el pueblo, pues no admiten ni el vocabulario mezclado ni la sintaxis flexible. Es cierto que así se elabora una lengua clásica y muy bella: pero las obras son artificiales. El pueblo y las cuestiones sociales. El pueblo no podía secundar este movimiento: no acometía el helenismo en el mismo sentido. Una especie de romanticismo grecoasiático, vivo, aunque muy mezclado, irrumpió de este modo en Italia. Al mismo tiempo, la población de Roma era cada vez menos latina, en raza y en tendencia. Roma se había convertido en el único mercado de capitales y la “bolsa” del mundo mediterráneo. Los gracos, al convencer a la masa con argumentos racionales, patetismo y una armonía ya musical tomada de los griegos, idealizaron las violencias de la oratoria tribunicia y abrieron las vías a la gran prosa retórica. Los comienzos de la prosa artística Mientras que la poesía contaba ya en Roma con obras importantes, la prosa, ascendía a la dignidad literaria. El arte de la palabra, pese a todo, progresaba, por la necesidad en que se hallaban los políticos, frente a adversarios, cada vez más numerosos y cultivados. Catón el censor. La obra de Catón se debe ante todo a la espansión natural de una personalidad extraordinaria. Escribió tratados de agricultura. Escribir sobre cualquier tema y conservar lo que escribía. Los antiguos conocían de Catón más de 150 discursos; cuidado, por escrito; pero sin grandes preocupaciones por la composición. Recogía las palabras cáusticas de los demás, al igual que recogían también las suyas: materia para sátiras virulentas y “efectos de tribuna”. Los procedimientos retóricos, espontáneos o adquiridos, no le eran extraños: preterición, repeticiones, exclamaciones. El teatro El siglo II es la edad de oro del teatro latino: cuenta, después de Plauto y Ennio, con un buen número de escritores de talento, en especial los cómicos Cecilio y Terencio, y los trágicos Pacuvio y Accio. La comedia Crisis y decadencia de la “palliata”. –La tragedia parece continuar sus progresos constantes. En cambio, la comedia palliata va a decaer muy pronto. La culpa es del público, que exige en cada momento que se le ofrezca una nueva obra griega, y de los autores, que han dado vigor teórico a esta descabellada exigencia. Cecilio Estacio. Galo insubre de la cisalpina, llegado a Roma en 194 a.C. como esclavo, alcanzó gran reputación en la Antigüedad. Escribió al menos 40 comedias con títulos latinos o griegos. El estilo tenía muchos defectos: palabras griegas, recién forjadas, pero monótonas y sin la genial fantasía de Plauto; pesadez y monotonía… La pureza y la flexibilidad de la lengua de Terencio le han perjudicado ciertamente, en el espiritu de los clásicos. Terencio. Terencio Áfer fue también un antiguo esclavo, africano y tal vez oriundo de Cartago. Su primera comedia, La Andriana, fue representada en 166 con la aprobación del viejo Cecilio. Era hombre de la más tímida sensibilidad, pero como escritor poseía el arte más reflexivo e impersonal. Sus obras Se nos han transmitido las seis comedias con su “didascalia”, noticia oficial registrada en los archivos, que indicaba el autor y el título, el original griego, la ocasión y la fecha de la representación, el director de la compañía y el actor principal, y el compositor de la música y de los modos musicales. Todos los títulos son griegos. Son, por oden cronológico: La Andriana, El Eunuco, La Hecyra, El Heautontimoroumenos, el Formión y Los Adelfos. Desarrollo de la acción. Las comedias están construidas con gran habilidad en una sola, Los adelfos, el artificio de la contaminatio se resiente, y aun ligeramente. El interés se mantiene hasta el final, pese a algunos momentos de lentitud. La fluidez es tal, que sólo una lectura revela la maestría con que han sido combinadas las escenas de conjunto, en oposición o en correspondencia. La tragedia La tragedia latina sufrió una evolución análoga a la de la comedia: cada vez más erudita y helenizante. Sófocles, Esquilo incluso, más antiguos y de tendencias mucho menos universales que Eurípides, fueron imitados por Pacuvio y Accio. Pero el inconveniente era menor: el público de la tragedia busca un goce más ideal, o convencional, que el de la comedia; y debe aceptar el helenismo en los mitos griegos que se le presentan. El estilo. Aunque aún hallamos en Accio verborrea y monotonía, realizó un esfuerzo considerable para crear en Roma un estilo verdaderamente trágico. En primer lugar por la abundancia de la expresión, pero después de Accio no hubo nadie capaz de continuar, con vitalidad, la evolución de la tragedia latina, aunque se citen los nombres de C. Titio y de C. Julio César Estrabón, que sobrevivió a Accio. La creación de la sátira Durante el último tercio del siglo II nació en Roma un género literario: la sátira. Era un vocablo que se aplicaba a las “mezclas” de todas las cosas: representaciones dramáticas heterogéneas anteriores a la imitación del teatro griego; el espíritu satírico, no es nuevo, ni tampoco su expresión literaria: en el mundo griego, Arquíloco (a principios del S.VII), Hiponacte (a fines del VI), Timón (a principios del III) en sus Sílloi, lo habían cultivado ampliamente; los poetas de la comedia antigua ática, Aristófanes entre otros, se habían entregado a él, en especial en sus parálisis. La evolución de la prosa La prosa latina, bien orientada tras Catón, evoluciona con mayor regularidad que la poesía, aunque con lentitud: su “dignidad artística” no era aún bien apreciada. Los argqueólogos. Hacia finales del siglo, el jurisconsulto y gran pontífice P. Mucio Escévola suspendió la redacción de las actas oficiales llamadas Annales Maximi. Todas las del pasado fueron entonces publicadas, en forma reducida, en 80 libros. A partir de entonces la antigua Roma y sus instituciones anteriores a la influencia griega se convierten en objeto de curiosidad arqueológica. Nuevas tendencias. Dominan entonces dos influencias: el pintoresquismo patético y el racionalismo de carácter científico, alentado en Roma por la actividad, muy reciente, de Polibio. Los autores tienden también a imponerse limitaciones. Los oradores. Entre Catón y los Gracos. Uno de los últimos adversarios de Catón, Ser. Sulpicio Galba, fue el primero en aplicar a la elocuencia latina los procedimientos retóricos de los griegos, la revistió de intencionados adornos y dio paso al patetismo, incluso al de signo más vulgar. Fue enriquecida con el análisis psicológico, y ganó mucho en musicalidad gracias a M. Emilio Lépido Porcina; se hizo más elegante por obra de Escisión Emiliano y su amigo C. Lelio: así la prosa oratoria no cesó de ganar, aun siendo bastante árida e irregular. Capítulo IV La época Ciceroniana La vida de Cicerón (106-43 a. C.) abarca un período de maduración literaria, de una pujanza y de un sabor singulares; pero su obra, ya clásica por la unidad y el equilibrio, sólo revela algunos aspectos. Basta con citar a Lucrecio y Cátulo, César y Salustio, y a Varrón, que mayor que todos ellos, les sobrevivió aún (116-27), para evocar la diversidad, e incluso la lucha ardiente de los temperamentos y de doctrinas que caracterizan este medio siglo. Inestabilidad e individualismo El Estado y la sociedad intentan restablecer el equilibrio perdido a consecuencia de la tentativa de los GRACOS: es necesaria una guerra civil (Guerra Social, 90-SS) para preparar la unidad italiana; y son menester proscripciones y una tiranía (dictadura de Sila, 82-79), para restablecer, aunque por poco tiempo, la autoridad del Senado; y sediciones y golpes de mano para dar al partido demócrata: la efímera dirección de los negocios públicos. Esta inestabilidad asegura el poderío y desarrolla las ambiciones de los grandes señores feudales, de fortuna terrateniente o financiera, un César, un Pompeyo, un Craso. El Senado lo dominan hábiles y ricos abogados, Hortensio, Cicerón, que creen ser dueños de la política. La plebe misma, pobre, holgazana y sediciosa está en manos de agitadores sociales; Catilina, Clodio, Milón. Es la Edad de Oro de lo que los italianos llaman la “virtú”: la expansión amoral de la energía individual. Y los escritores, con una sinceridad apasionada, participan de esta atmósfera de exaltación personal y de lucha. Todos tienden a una perfección clásica, que sería la combinación original del arte griego y del espíritu romano, siguiendo sus propios intereses y sentimientos, se entregan unos al arte, otros, al pensamiento, seguros de sus objetivos, dudando de los medios. Y, mientras la prosa llega a la perfección, la poesía la busca aún. Las contradicciones de la aristocracia En lugar de acercarse al público, los verdaderos poetas sólo pueden dirigirse a la aristocracia, y a una aristocracia discorde consigo misma, romana de fachada, griega en los gustos. Esta aristocracia hipócrita abandona el pasado y reniega del porvenir: no puede, ni nutrir una savia auténticamente romana ni difundir por doquier su cultura helenística. Independencia y modernidad de los poetas Los poetas tuvieron mayor audacia porque, por bueno que fuese el linaje al que pertenecían, no esperaban alcanzar con sus versos, ni méritos ni riquezas. Cátulo y los de su grupo desafían los desdenes de Cicerón: buscan en la mas actual literatura griega, en los alejandrinos y sus supremos discípulos, los atractivos, los encantos y hasta, los diletantismos con que pueden agradar a la sociedad mundana de su tiempo: no sienten ningún escrúpulo en evocar, el juego, la disipación y la galantería, mezcladas aún con rudezas y groserías. Sus irregularidades Sufrieron el vivir en una sociedad, heterogénea y en conflicto consigo misma: y la unidad de sus obras lo ha experimentado. Los poetas de la nueva escuela alimentan un gran desprecio hacia sus predecesores latinos; tienen demasiada prisa, por incorporarse al mundo, donde cada cual mujer u hombre de estado, compone sus pequeños versos para meditar las lecciones de Homero o del siglo V ateniense. La medida entre Oriente y Occidente Estos poetas desprecian la masa y se apartan de los géneros populares: el teatro languidece, a excepción de los géneros vulgares de la atelana y del mimo; la sátira se cultiva aún, pero, en el torbellino de esta vida en que chocan, los ambiciosos se convierte a placer en lo personal y, para actuar con mayor rapidez, se concentra en epigramas mordaces, la epopeya, demasiado actual, toma aires de laudatio parcial, en beneficio de un hombre o de un partido. El pueblo no es romano, ni por raza, ni por afición. Mezcla elementos extranjeros, en especial asiáticos, por la afluencia de toda clase de comerciantes y de aventureros. África y Asia, han de proveer animales extraños, incluso los cultos lejanos, en especial, los egipcios (Isis, Serapis). La poesía de la época refleja de modo muy sobrio, el esplendor oriental, ello obedece a las tendencias de la alta sociedad, helenizada, ya desde hace tiempo. Pero Occidente también empieza a influir en la vida intelectual del Imperio, podría afirmarse que en los Alpes y en el Po, la poesía alejandrina se hizo romana. Y la conquista de la Galia libre por César ayuda a Roma, en un instante crítico, a recobrar su equilibrio entre Oriente y Occidente. La elocuencia y la prosa clásica La prosa ofrece un espectáculo distinto: ha madurado con rapidez y, puramente latina, ha asimilado e introducido en la actualidad de la vida romana, todas las cualidades de la literatura griega. El joven que se dedica a la vida pública, tras una educación muy prolongada; que, al lado de la dialéctica y de la retórica, aborda a la filosofía, las matemáticas, la astronomía, la música, y que por lo general se perfecciona en Grecia (Atenas), regresa a Italia muy helenizado, y ha de hablar, sin embargo, el latín más general o más técnico. Para el abogado la materia es amplia y se renueva sin cesar. Evolución de la prosa Cicerón y César, ya son clásicos, aunque hermanos mayores de Lucrecio y Cátulo. Y Cicerón, lo es por temperamento: mesurado, a pesar de su excesiva sensibilidad, creador de un término medio, entre los extremos políticos. El perfecto equilibrio literario de estos dos hombres no debe engañarnos: una evolución rápida arrastra a personalidades muy diversas, desde la prosa arcaica hasta la sequedad refinada y a veces penosa. La generación en torno al 85,, sufre una doble influencia: se dirige, se dirige, con ideas preconcebidas, por reacción, contra sus mayores, a los preclásicos griegos. La atmósfera intelectual y la filosofía Los discursos de los grandes oradores, son recogidos y publicados por ellos mismos: hacen llegar lejos, bajo una forma espléndida, una cantidad de ideas generales y actuales, que afectan al derecho, a las cuestiones sociales y a la política, Se crea así, una atmósfera intelectual de altas preocupaciones: ello es una condición para el clasicismo. La curiosidad filosófica, es el índice laro. Que Lucrecio se arriesgara a escribir un poema sobre física, con la estructura totalmente lógica, es un signo de su tiempo. Y Varrón, en sus Menipeas, vulgariza de forma cómica los principales sistemas de los griegos. Y Cicerón, en los años de recogimiento en que parece dar cima a su vida política, escribe diálogos en forma aristotélica, Dice que trabaja para el porvenir de la inteligencia romana, concluye una evolución que había llevado al siglo, del dogmatismo autoritario, al probabilismo escéptico. Las preocupaciones técnicas Todos esos escritores tienen inquietudes técnicas; la gramática, y la lengua son el objeto de sus constantes reflexiones y desvelos. Mientras que, hombres como: Varrón, Lucrecio y Salustio intentan conservar el arcaísmo, se entabla una pugna entre los partidarios del libre empleo de las formas (los anomalistas, que no reconocen la existencia de leyes) y los de la analogía, entre ellos César, que controlan las innovaciones del vocabulario de acuerdo con los ejemplos del pasado, Del conflicto se desprende, un ideal: una lengua puramente latina y moderna, que la pueda hablar un senador de rica cultura y buena sociedad, que se enriquezca más bien por figuras de estilo y combinaciones de palabras que por neologismos, con una clara tendencia musical. A la producción Dignidad de la literatura Esta curiosidad artística, común a los “profesionales” y a los mundanos, concede una gran dignidad a la producción literaria. A partir de entonces, hombres de la mejor cuna, a quienes repugnan la inestabilidad y la inmoralidad política (Lucrecio, Catulo), pueden alcanzar la gloria viviendo en el “otium”, es decir, lejos de los cargos públicos. La literatura se convierte en un oficio provechoso, es, al mismo tiempo que las estatuas y las pinturas griegas, el adorno de las casas poderosas, la preocupación de toda la sociedad mundana y el objeto de fervor de todas las personas cultivadas de Roma, Italia y las antiguas provincias. Los progresos de la prosa La evolución iniciada en la segunda mitad del siglo II continúa hasta los inicios del primero, con irregularidades: la historia aún buscaba su perfección, mientras que la elocuencia había llagado a su madurez. Los historiadores Historia animada e historia novelada Celio Antípater y Sempronio Aselión, se afianzan con Valerio y Q. Claudio Cuadrigario. Valerio, se entregaba a una retórica pintoresca y patriótica en exceso, los datos, en especial, los numéricos, se exageraban, hasta lo absurdo. Claudio, por el contrario, no iniciaba su relato hasta la toma de la ciudad por los galos (por falta de documentación anterior), y lo continuaba hasta la muerte de Sila, con una maestría tanto de estilo como de composición. No desdeñaba las narraciones, ni los retratos, ni los discursos, pero les daba una claridad breve, un tanto arcaica, tratando de animar la historia, no de novelarla. L. Cornelio Sisena, se limitó a los hechos contemporáneos; Guerra Social y guerra entre Mario y Sila. Parece haber sentido inclinación hacia la literatura imaginativa, por la exactitud y el gusto por una lengua muy arcaizante, que debía ser muy estimada a los ojos de Salustio. Elio Tuberón, escribió con prudencia y precisión la histaria de Roma, desde Eneas hasta el conflicto entre César y Pompeyo. La erudición La inquietud por la erudición se patentizaba en la historia: C. Lisinio Macer, decía utilizar, en sus Anales, los libri lintci( listas muy antiguas de magistrados, escritas sobre tejido de lino). Las memorias Los hombres en primer plano en la vida política y militar de Roma (Emilio Escauro, Q. Lutacio Catulo, Sila), escribían sus memorias: bajo apariencias de procurar así materiales a la historia, continuaban, en beneficio personal. Mientras tanto Cicerón, César, Augusto, entre otros, recurrirán al mismo procedimiento en verso, en prosa, con inscripciones a lo largo del siglo que se abre, este mismo abuso, como el de la erudición, preparará la eclosión de la historia sintética de Tito Livio. La elocuencia La retórica El arte de la palabra era cada vez más necesario y provechoso en Roma: se impuso su enseñanza bajo una forma latina, sin que por ello los futuros oradores se creyeran dispensados de estudiar los modelos griegos ni de acudir a buscar en el mundo griego una especie de “enseñanza superior “de la elocuencia. L. Plocio Galo, abrió la primera escuela de retórica latina en 94. Los verdaderos oradores, en relación con las causas auténticas, tornaban flexible y rica esta retórica, aprovechándose a la vez del armazón que les brindaba. Cicerón, reconoce entre sus maestros a M. Antonio, quien escribió sobre retórica, pero era notable por sus dones: memoria, porte, intuición psicológica, dominio del auditorio. Y especialmente, L.Licinio Craso; quien parece haber poseído todos los recursos de la palabra: alegría, y solemnidad, mucha flexibilidad en la invención, riqueza y atractivo en su lengua. TODO ELLO LO CONVIERTEN EN EL VERDADERO PRECURSOR DE CICERÓN. Q. Hortensio Hortalo, se abrió paso desde muy joven gracias a la novedad de una elocuencia ampulosa, rica en imágenes, armoniosa y sugestiva: cualidades brillantes de las escuelas griegas de Asia Menor. Sostuvo litigios contra Cicerón, pasado un tiempo los dos rivales se hicieron amigos, pero Hortensio trabajaba menos que en su juventud, y su elocuencia pasó de moda con mayor rapidez que la de Cicerón. M. Tulio Cicerón (106-43 a. C.) Hijo de una familia ecuestre de Arpino, Cicerón, debía llegar, por su solo genio oratorio, al primer puesto del Estado. Su instrucción fue mas amplia de lo habitual en este tiempo: estudió filosofía, que por aquel entonces, abarcaba las ciencias, se interesó por los trabajos de los jurisconsultos y los problemas técnicos de la elocuencia. Pasó un tiempo en Grecia, donde encontró en Molón de Rodas, a un maestro que le ayudó a fijar el tono de la elocuencia: ya podía preverse que el asiatismo pasaría de moda: y la “escuela rodia”, sin renunciar a la brillantez ni a la abundancia, daba a la palabra una apariencia más clásica. De regreso a Roma, Cicderón adquirió reputación y clientela como abogado, tuvo también muy fácil acceso a los honores. El hombre “La correspondencia” Cicerón es la vida misma. La cantidad de trabajo que realizó como, abogado, político, escritor, es inconcebible; y lo hizo en casi todo instante con alegría. Hallaba en su sensibilidad y en su inteligencia recursos que se renovaban, sin cesar. De una inteligencia ávida y dúctil, deseosa de captar todo el helenismo, para darle forma latina y personal; gusta de la “teoría” que clarifica y ordena las ideas, mas introduce en todo en la retórica y en la filosofía. Su correspondencia, es la mejor vía para juzgarle, se conserva el menos la mitad de las que enviara a sus familiares, y a su amigo íntimo Ático. Su naturaleza y variedad hacen de esta correspondencia una rara obra de arte de la literatura universal; su interés histórico, un documento de primera importancia para un período decisivo. Las obras de oratoria Cicerón fue, ante todo, un gran abogado, abogado de pleitos en un principio, y muy minucioso; luego, y cada vez más abogado criminal. Cuando uno de sus clientes tomaba varios defensores, Cicerón se encargaba de las generalidades llenas de patetismo que debían, arrancar la absolución de manos de los jueces. Los principios teóricos de la elocuencia ciceroniana La obra sobre oratoria de Cicerón, consta de cinco principios: La invención; reunía todos los elementos de la causa, narración de los hechos, su empleo en beneficio del cliente y refutación de los argumentos adversos, La disposición; determinaba el orden y la proporción de las partes, La memoria; permitía dominarlas, La elocución; cuidaba de la pureza y adorno de la lengua, La acción; (voz, gestos) ponía, en la obra, con la ayuda del cuerpo, todo el esfuerzo del pensamiento. Su experiencia lo llevó a prolongar y a simplificar el ideal del orador: su misión, según él, sólo consistía, en probar (docere), agradar (delectare) y conmover (movere). La práctica: los dones del orador Es el resultado de una triple elaboración, Cicerón lo preparaba revisándolo a fondo, luego tazaba un plan y redactaba ciertas partes, finalmente lo pronunciaba, teniendo en cuenta todas las impresiones que causaban en él, las actitudes de los asistentes al auditorio. Los tratados de retórica Cicerón tenía plena conciencia de haber conquistado “el reino del foro” y de haber ampliado y mucho, en la práctica, la teoría de la elocuencia, Fundamentó esto, en su obra, De Oratore, constaba de tres libros. Exponía sus puntos de vista acerca de la formación del orador, fundada en dones naturales y en conocimientos adquiridos (filosofía, historia, jurisprudencia). Explicaba cómo deben adaptarse las normas tradicionales acerca de la invención y de la proporción, y cuáles son los secretos esenciales del estilo y de la acción. Los tratados filosóficos Durante el mismo período, en dos etapas, Cicerón se ocupó, aunque con menos interés, de la filosofía. La había estudiado en su juventud en Roma y en Grecia, sobre todo desde su punto de vista de abogado: la sutileza dialéctica de los estoicos, la discusión de las probabilidades, eran un entrenamiento muy útil para un orador. El arte en los diálogos ciceronianos Para dar a sus tratados de retórica y de filosofía una forma más atractiva, Cicerón recurrió de ordinario a la escenificación del diálogo. En principio se inspiraba en Platón, al que admiraba como literato. También tomó rasgos de Aristóteles quien, al dar a la conversación un aire menos flexible y entrecortado y conceder una gran extensión a las largas exposiciones dogmáticas, brindaba un modelo más fácil, en especial para un divulgador temprano. El humanismo ciceroniano Es sin duda uno de los más grandes escritores de todos los tiempos: la prosa latina alcanzó una madurez en sus manos, y fue capaz de expresar todos los tonos y matices. Trabajó con amor y con ímpetu. Hizo a su espíritu depositario de toda, su riqueza. Fue un auténtico romano, poseído de su dignidad, amante de su familia, de sus amigos, del orden público, de la majestad de su patria, pero más italiano que romano por la dicha de vivir, la viveza de las impresiones, la ductilidad intelectual y el sentimiento estético, un humanista del espíritu más generoso y la voluntad más comprensiva: helenista seguidor de la naturaleza, enamorado de toda razón y de toda nobleza, persuadido de que debía trabajar por el bien de los hombres, fue y sigue siendo un puntal del pensamiento y expresión de Occidente. Lucrecio (¿98? – 55 a. C) No se sabe mucho de T. Lucrecio Caro. Al parecer, según, lo recopilado por San Jerónimo, era de buena familia, escribió De Natura Rerum, durante una crisis violenta, se suicida a la edad de cuarenta y cuatro años. Física y moral El poema Sobre la Naturaleza, expone la física epicúrea, pero con una intención moral. Epicuro proponía como idea del hombre, la serenidad de la dicha: el alma lograría la paz al representarse el mundo libre de toda fuerza sobrenatural y regido por leyes inquebrantables: mortal, y no teniendo miedo alguno a los dioses, ni a la vida futura. Lucrecio, no ignoraba en modo alguno este orden de valores: su análisis psicológico, penetrante, amarga, revelaba una desmoralización profunda, llena de pasiones febriles, en la sociedad de su tiempo, veía a los propios epicúreos, que abundaban en la alta sociedad romana, excesivamente inclinados a los goces materiales e inquietos entre una cierta incredulidad y sus prácticas supersticiosas. Resalta, con fuerza el contenido moral de su obra. Orientación del poema A diferencia de Epicuro, Lucrecio siente la pasión de la verdad científica en sí misma. Habiendo tomado por tarea la exposición de un sistema de física. Ciencia y filosofía Las ciencias físicas en la Antigüedad, no disponían de un método de experimentación que aislara los fenómenos y, tratando de reproducirlos en circunstancias diversas, permitiera conocer mejor sus causas y sus acciones. Procedían por observación, aproximaciones, analogías y deducciones lógicas. Lucrecio reunía, las cualidades del sabio: objetividad y agudeza en la observación de los hechos, flexibilidad y riqueza de puntos de vista; fuerza y sagacidad, en la deducción lógica, el prurito de la originalidad, que impulsa la investigación; y el de la claridad, que únicamente se satisface con ideas puras. Su objetivo es, ante todo, filosófico: quiere demostrar que un espíritu reflexivo, si adopta la teoría atómica, encontrará siempre explicaciones naturales a los hechos en los que el vulgo ve la temible intervención de los dioses Este escritor se destacó, por su realismo e imaginación, pues todos sus sentidos captan el universo hasta en sus más pequeños detalles. Puede hallarse en él, sensibilidad y pasión imprime su personalidad en su poema, aunque surge una contradicción, entre su sensibilidad elegíaca y una voluntad científica autoritaria. Sin dudas, no existe un poema científico más bello que el De Natura rerum, aunque para juzgar mejor deberían verse los de los antiguos filósofos griegos, que al parecer superaban a Lucrecio, en serenidad, pero nunca en entusiasmo científico ni en sinceridad. Comprende en un todo el movimiento de la Naturaleza universal. La poesía innovadora Lucrecio, agradó a Cicerón, por el carácter tradicional y clásico, de su arte. Aunque algunos jóvenes poetas de la época, rompían con lo establecido. Estos innovadores se proponen sustituir los largos poemas impersonales, que encuentran afectados y llenos de “clichés” convencionales, por piezas cortas, cuidadas, individuales en el sentimiento y en el arte, que se imponen incluso a las refinadas por la originalidad de la presentación. El antiguo y el nuevo “estilo alejandrino” Ello significa emprender bajo su propio riesgo el movimiento de reacción contra el clasicismo que, en el mundo griego, se había desarrollado en el siglo III y que había encontrado su centro en Alejandría, en Egipto, donde el Museo y la Biblioteca de los Tolomeos agrupaban a sabios y escritores de todas las procedencias: de ahí el nombre de “alejandrino”, que se da a este movimiento. Catulo(8- 54 a. C) Procedía de una excelente familia de Verona. Llegó a Roma y se consumió entre estudios y placeres. La obra: la sociedad catuliana Escribió composiciones de inspiración personal en que se pintan, bajo formas muy diversas, la pasión, las amistades, los odios del poeta- las composiciones líricas de carácter semirreligiosos, los poemas cultos de marcada inspiración alejandrina. La sociedad se ve representada, en cuanto a la literatura, por jóvenes ardientes, curiosos, y alegres, estetas a un tiempo, que unen a ellos los fines “del arte por el arte”, la disipación mundana y la vida sentimental más agotadora . Se retan, se invitan, siempre con la misma viveza pasional, ya se trate de literatura o de amistad de confidencia íntima. Catulo, parece haber pasado, de lo uno a lo otro. El equilibrio clásico Catulo imitaba a Homero, Píndaro, y los líricos de Lesbos: Alceo y Safo.. Es muy frecuente que hasta en sus poemas más artificiales, además de los rasgos de su sensibilidad y vigor naturales, hallemos una simplicidad llena de grandeza. Ésta combinación será característica del clasicismo latino Lengua y versificación Catulo, modifica su lengua, según los géneros que trata. Los de la epylla, cuidada, helenizante, aunque sin mucha amplitud, dista mucho de poseer las cualidades épicas que, con todos sus convencionalismos, nos ofrece Lucrecio. La versificación es flexible y variada y no emplea las licencias arcaicas. La nueva prosa. La historia Los neoáticos El movimiento encaminado a lograr el helenismo más puro tenía lugar entre los prosistas, en parte por oposición al género ciceroniano. Los innovadores encontraban en Cicerón una abundancia vana y un abuso en los adornos; signo, a su parecer, de decadencia y pretendían tomar por modelos a las primeras figuras de la prosa ática; Lisias, por ejemceplo. C. Licinio Calvo (82-47) Calvo parece haber sido el más notable de estos jóvenes oradores. También poeta y uno de los íntimos de Catulo. Cicerón, que hubiera querido dominarlo, reconocía, a pesar suyo, su cuidado estilo y profundidad; le reprocha su excesivo trabajo de detalle y su falta de vigor. César(101-44 a. C.) C. Julio César, no es un hombre de letras, sino un político ambicioso dotado de todo el refinamiento aristocrático de una antigua familia y de una inteligencia personal fuera de lo común. Actividad Intelectual de César Su clarividencia y flexibilidad espiritual permitieron a César abordar a la vez las más diversas tareas. Y no se diferencia mucho de esos jóvenes de noble cuna como Calvo y Catulo, para quienes la vida mundana tiene exigencias, literarias y corteses. Las obras de César que realmente ocupaban el primer rango: sus discursos, por su pulcritud, pureza de la lengua y naturalidad. Los Comentarios, lo único de lo que se tiene registro en la actualidad, trata el tema de la guerra de la Galias, en siete libros. Para Cicerón, estos comentarios ocupan el lugar de una obra histórica. Creó un estilo histórico que será, por ejemplo, el de Voltaire. Las cualidades dramáticas, en estas ocasiones se pone de manifiesto el poder de su imaginación dramática y descubrimos un arte muy consciente, aunque sobrio, en las representaciones; arte ático más bien que romano por la discreción de los procedimientos, que no permite desliz alguno a la narración. Los discursos, no prescinde del procedimiento, utiliza el estilo indirecto, que reproduce el pensamiento sin tratar de transcribir los mismos términos del orador. En los instantes patéticos, no prescinde del estilo directo. La ciencia y la erudición La curiosidad por las ciencias responde a ciertas tendencias del mundo griego alejandrino. Los romanos aportan su avidez enciclopédica, en la que se manifiesta, más que el espíritu científico, el deseo un poco bárbaro de lograr una utilidad inmediata. Llegaban a los conocimientos a través de los sistemas filosóficos griegos, que los deforman, con preocupaciones morales, muy latinas, pero extrañas al objeto de la investigación. La gramática progresa, gracias a: ATEYO PRETEXTATO, llamado “el filólogo”, consejero de Salustio. Varrón (116-27 a. C.) M.Terencio Varrón, de Reata, en la Sabinia, pertenecía a la gran burguesía conservadora. Varón honrado, ilustre por su sabiduría, le propuso a César crear la primera biblioteca pública. Obras; gran lector y escritor infatigable, escribió sobre los temas más variados; poemas, obras de filosofía, biografías, cuadros históricos, compilaciones arqueológicas, tratados de historia literaria y de “gramática”, tratado de agricultura, etc. Tiene en cuenta los temas catonianos (dignidad del trabajo de los campos, grandeza y poesía de la agricultura italiana, salud de los campesinos). El teatro El teatro, el orgullo, del siglo pasado, atravesaba una grave crisis. Los clásicos de la tragedia, Pacuvio, Accio, eran repuestos de ordinario en la escena; pero se hacía necesario, para conseguir el éxito, revestir las representaciones de una pompa completamente externa, y sabemos por Cicerón, que había que defenderlas contra el desdén y el olvido. La comedia trató una vez más de volver a la comunión con el pueblo, a través de la atelana y el mimo; y una vez más fracasó. El clasicismo latino El clasicismo es un equilibrio, de pensamiento de sensibilidad y de forma que asegura a la obra de arte un interés humano y una difusión universal. Sus autores más representativos fueron Virgilio, Horacio y Tito Livio. De la República al Principado Estos autores fueron contemporáneos a las últimas convulsiones de la República. En el 52 Pompeyo se proclamó cónsul único; en 49 empieza la guerra civil; en 44 César cae asesinado; tras un período de desórdenes inauditos, Octavio no logra dominar todo el occidente hasta 36 y no acaba con Antonio hasta 31. La violencia de los conflictos y la magnitud de los desastres, unida a la tensión misma de las energías individuales, daban un gran realce al valor de los ideales en pugna. Para los tres autores fue provechoso haber vivido la potente crisis febril de una República prácticamente ilusoria antes de conocer el tranquilo esplendor de la Paz Augustea.: consumaron en sí mismos el equilibrio nacional entre el pasado el futuro. Octavio les ayudó a reafirmar la unidad italiana, oponiendo la supremacía de Roma y de Italia por sobre las provincias.: la restauración de los antiguos cultos, la defensa de la moral de los antepasados y el respeto de las apariencias políticas. De la protección privada al mecenazgo Las condiciones sociales fueron favorables para el desarrollo del arte que tendía a convertirse en un negocio de estado. Es reveladora la historia de las bibliotecas públicas. La reproducción manuscrita de los textos hacía difícil la y onerosa la formación de una biblioteca por un particular. Los romanos imitando a los griegos organizan bibliotecas para uso de todos. César creó una pública a ejemplo de la de Alejandría y nombró a Varrón director de la misma, en el 39 Asinio Polión fundó otra cerca del Atrio de la Libertad; Augusto crea después la Octaviana y en el 33 la Palatina. Asinio Polión, protector de Virgilio, admite al público en sus colecciones de arte; lanza las lecturas públicas, en las que el autor recita ante los invitados la obra aún inédita. Además se conserva la tradición de los círculos literarios y de las protecciones aristocráticas: Mecenas al acoge a Virgilio y Emilio Macer, Valgio Rufo y Cornelio Severo. Los escritores en el estado En la nueva Roma se reserva un puesto oficial a los escritores. Los poetas son invitados a colaborar en los ornatos de cultura en los que un particular contando con los recursos del estado, llama al pueblo entero a participar en los gustos refinados de la antigua aristocracia, Horacio escribe el canto para los Juegos Seculares; Virgilio, en La Eneida, confunde las tradiciones de Roma con las de la familia Julia. Literatura nacional Las Bucólicas de Virgilio, escritas para un círculo mundano so acogidas con aplausos en el teatro; Las Sátiras de Horacio alcanzan una gran venta, hay librerías como las de los hermanos Sosia que lanzan las novedades a la publicidad. Las Sátiras y Las Epístolas de Horacio muestran también como la filosofía griega se romanizó, a partir de Lucrecio, y a través de Varrón y Cicerón. Más compleja, la Eneida es por excelencia el poema de la Italia romana y el paralelo de la Historia de Livio. Evolución y madurez de la poesía Virgilo y Horacio toman por primeros maestros a Catulo y a los de su grupo, también aprovechan a los “antiguos” cuyo sabor romano place a su nacionalismo. Además de tomar a los grandes clásicos griegos: Hesíodo, Homero, Alceo, Safo, Arquíloco. Esta combinación de modelos tan diversos evoluciona paulatinamente. Las Bucólicas, Las Geórgicas, La Eneida y Las Odas son distintas de sus modelos griegos pero a la vez son clásicas, caracterizan su tiempo y logran ser universales. El fin de la prosa clásica Casi oratoria en su totalidad, pone su más especial empeño en los discursos, que el historiador atribuye a sus personajes; al menos en ello se evidencia una evolución: breves en general, sus rasgos, su mordacidad son algo nuevo y vivaz. Los poetas contemporáneos representaban una alianza más natural entre el arte y la vida. Virgilio 71 o 70-19 a.C El padre de Virgilio procuró dar a su hijo la más esmerada educación. A los doce abandonó su Mantua natal para ir a estudiar a Cremona, Milán y finalmente Roma. Encontró un sostén moral en el epicureísmo que enseñaba Sirón a la vez que escribía y frecuentaba los círculos literarios de Roma. Hacia 44-43 de regreso en su país natal daba muestras de su originalidad en el círculo culto del que se rodeaba Asinio Polión. Sus Bucólicas causaron asombro por su apariencia rústica y agradaron por su delicadeza mundana. En el 44 la amistad de Galo le facilitó el acceso hasta Octavio y su ministro Mecenas. En el 39 publica Las Églogas, del 39 al 29 compone Las Geórgicas. Luego se entrega a la poesía épica con La Eneida que le ocupa diez años. Muere en el 19. El ambiente poético Una colección bajo el nombre de Appendix Vergiliana tal vez nos conserve obras de su juventud; aunque su atribución escapa a una demostración cierta. Al igual nos permite formarnos un concepto del ambiente en que se formó Virgilio. La originalidad de Virgilio Virgilio aparece ligado al estilo alejandrino poscatuliano. Los clásicos griegos y latinos nutrieron su inspiración, desarrollaron su imaginación y lo introdujeron en tareas más amplias alejadas de los principios del estilo alejandrino. Las bucólicas Diez poemas de los que el más largo cuenta con111 versos, alternando entre dialogados y narrativos, constituyen Las Bucólicas. Los encuentros de pastores desafiándose en los torneos de improvisaciones poéticas en cantos alternados, permitían además al poeta multiplicar y variar las impresiones. Virgilio leía a los clásicos: Homero, Hesíodo, Ennio, Lucrecio. Sus temas preferidos eran el análisis psicológico de la pasión, la mitología, la cosmogonía semicientífica y sobre todo una poderosa aspiración a la paz, que se observa en el derroche del acento nacional y el tono épico. Las Geórgicas Tuvo la idea de combinar, en un poema de unos 500 versos, los preceptos rústicos, muy primitivos y en especial referentes al cultivo de los cereales, que Hesíodo había puesto en verso sin gran orden en Los Trabajos y los días. Prefirió la yuxtaposición de detalles a una construcción orgánica y las impresiones diversas que se atraen o se oponen de modo variado y polícromo. Resulta de ello una super abundancia de vitalidad, que evoca, gentes, paisajes y animales. Progreso de la imaginación Virgilio ve ahora la naturaleza con mayor potencia: recoge las oposiciones y relaciones íntimas entre ella y el trabajo humano. Ampliación de la sensibilidad La sensibilidad de Virgilio, se vuelve cada vez menos egoísta. Se une a los campesinos, aspira a guiarles y a ennoblecerles al hacerles apreciar se regocija en su fuerza y en la sana belleza de su labor. Se extiende sobre los animales, que no interesan sólo por su gracia externa, sino que son comprendidos en lo oscuro de su alma., hasta las plantas mismas son animadas. Problemas sociales El interés por los campesinos, la certeza de que en ellos residía la fuerza de roma y el amor por la tierra italiana no eran cosas nuevas. En las Geórgicas: Virgilio supo conferir a esas ideas y sentimientos un contenido universal en el que la naturaleza y los hombres son héroes. Octavio y Mecenas no creerían sin duda que las geórgicas iban a restituir la plebe urbana a la tierra. Virgilio en su deseo de paz rústica, sueña con ellos una nueva sociedad de unión nacional y trabajo organizado bajo un caudillo venerable: Octavio. La Eneida Una evolución natural había llevado a Virgilio hasta el umbral de la epopeya. Deseaba combinar la belleza griega y el espíritu nacional romano y servir a la gloria de Augusto. Virgilio, trazó pues, el plan de una Eneida en doce cantos, una especie de Odisea seguida de una Ilíada. La Eneida posee un vigor en la expresión que es muy difícil de encontrar en las epopeyas cultas. Numerosos indicios literarios y arqueológicos revelan la rápida popularidad del poema. Homerismo y alejandrinismo Su conocimiento de los poetas griegos y latinos quedó organizado aunque el uso frecuente de Homero puede parecer inconveniente en algún pasaje; Virgilio no se limita a tomar de él una multitud de episodios sino que en todo momento le arrebata versos con una pasión febril. Homero impuso al arte alejandrino una ponderación llena de grandeza; y Virgilio añadió toda su fortuna de inteligencia y de sensibilidad. La novela y la tragedia Novela de aventuras, de amor y de guerra, elaborada con vistas al efecto, la Eneida no da la impresión natural de los poemas homéricos. Virgilio estabilizó su poema al insertar verdaderas tragedias: las del amor pasional entre Eneas y Dido, la política matrimonial de Latino entre Eneas y Turno, la amistad de Niso y Eurialo, sin contar algún episodio construido de acuerdo con la técnica aristotélica del teatro, con exposición, peripecias y desenlace. Virgilio supo dar a sus escenas de tragedia una expresión retórica llena de belleza. La historia y la actualidad La Eneida aportó una singular intuición histórica en la descripción de esa Italia aún bárbara en la que empiezan a penetrar algunos elementos griegos y orientales. Es histórica también la importancia que atribuye al predominio del carácter itálico sobre los influjos civilizadores. La poesía se le muestra mejor a su temperamento en los símbolos más secretos. Ética y sensibilidad Virgilio había logrado las condiciones básicas de la epopeya: extensión narrativa, magnitud heroica, interés nacional. Virgilio propone a la reflexión un ideal superior: las familias predestinadas, los hombres fuertes, sencillos y piadosos, a los que Roma debe su grandeza, aportan al mundo mediterráneo, embellecido por los griegos, el bienestar de una organización estable y pacífica. El arte alejandrino permitía al poeta épico intervenir en algunos momentos de su narración. La fama de Virgilio Tan pronto como apareció La Eneida, Virgilio se vio consagrado como poeta nacional, equiparable a los más grandes entre los griegos. Su sensibilidad es tan rica que le gana sin cesar nuevos adeptos. Ningún latino ha ejercido una influencia semejante. Horacio 65-8 a.C. Nace en Apulia, realiza sus estudios en Roma y luego en Atenas. Virgilio y vario lo presentan a mecenas en el 39. Muere pocos mese después de étse . Las obras Las obras de Horacio fueron clasificadas muy pronto con títulos distintos, de 41 a 30, Los Épodos, poemas cortos de tono violento o sarcástico y dos libros de Sátiras, tres libros de Odas líricas y dos de Epístolas. En su conjunto la vida del poeta se manifiesta como una evolución de la sátira personal a la filosofía moral, en un sentido; y en otro, la adopción de la tarea de dotar a roma de una obra lírica completa: familiar, religiosa y nacional. La influencia de Arquíloco y de Lucilio Horacio trató de imitar la audacia de Lucilio llamando por su nombre a las personas que atacaba, imito al poeta griego Arquíloco cuyos yambos virulentos ofrecían un modelo más breve, más artístico, nuevo en Roma. La nueva sátira: charla y diatriba moral Al inspirarse en discusiones libres en las que ciertos filósofos griegos, en especial los cínicos, iniciaban en las cuestiones morales, de modo animado, a auditorios populares, convirtió a la sátira en una charla, cada vez más dramática, entre interlocutores anónimos. Aunque vivos, con cambios bruscos de puntos de vista, una mezcla de generalidades, de esquemas pintorescos, de inicios de diálogos, de fábulas, de confidencias y de reflexiones personales, que elimina toda monotonía de la perpetua repetición de temas previstos. De la sátira a la epístola Horacio no había creado el género: pero enriqueció los chistes conocidos en roma bajo ese nombre dándoles un contenido didáctico y engalanándolos con todos los atractivos de gracia, inspiración, humor, urbanitas, de la que esta llena ya la correspondencia de Cicerón. Socialmente, estas epístolas recogen los inicios de una nueva aristocracia y al mismo tiempo tratan de orientarla. Los “Sermones” literarios; “El Arte Poética” En su conjunto se trata de una pugna entre antiguos y modernos, sostenida por un moderno. Horacio no salva a ninguno de los antiguos poetas de roma, ya se trate de Plauto o de Catulo y critica a fondo a Lucilio. Horacio insiste en su papel social de poeta, en la importancia y en la dignidad de su labor. Exige de él cualidades morales y un escrúpulo técnico absoluto. Los temas líricos Encontramos composiciones mitológicas y personales; paisajes y reflexiones filosóficas; esquelas a amigos, que nos recuerdan las Epístolas; frases maliciosas, consejos o confidencias, que las relacionan con las Sátiras. Otras nos ponen de manifiesto a un Horacio amante del arte, muy sensible a las formas, a los reflejos, a los colores, sin otra emoción que la estética. Cuando pone en escena mitos, añade como los griegos, un simbolismo moral con mucha frecuencia, por doquier aparece la imitación culta y el recuerdo de los griegos. Las odas nacionales En las Odas Horacio no cesó de apoyar las intenciones religiosas y morales de Augusto, sobre todo en la medida en que aquellas se ajustaban a su propio deseo de orden y de tranquilidad y a su filosofía de buen sentido y moderación. El clasicismo de Horacio Posee una mesura totalmente helénica, es la expresión de un temperamento de artista, muy fino, sensual y delicado a la vez, muy equilibrado. Horacio debía agradar a una sociedad aristocrática desengañada tras las guerras civiles. Aunque su expresión no tenga el íntimo tono cálido de Virgilio, es un modelo mucho más accesible de gusto y sensibilidad. Tito Livio (64 o 59 a.C. 17 p.C) Nació en Padua, Venecia. Se consagró por entero a las letras. Retórica, diálogos filosóficos, pero sobre todo su historia de Roma, obra inmensa en la que trabajaba ya en 27 y que le ocupó hasta su muerte. Fue el más indicado para trasmitir a la edad imperial una imagen auténticamente nacional de la antigua Roma. La historia de Roma Los 142 libros de la historia de Roma aparecieron desiguales. La división por décadas pareció muy pronto la más indicada. Por su propia extensión era difícil multiplicar los ejemplares manuscritos en su integridad. Su concepción El fin de las guerras civiles primero, junto con el advenimiento de Augusto, marcaron la época. Las ideas matrices del nuevo régimen tendían hacia una concentración nacional y a una restauración de la antigua moralidad. Los votos ardientes de Cicerón en pro de una historia nacional que reuniera todas las cualidades de la elocuencia y ciertos encantos de la poesía debían decidir a un escritor consciente de sus fuerzas y ávido de gloria a emprender esta colosal tarea. Las dificultades Tito Livio sospechaba que toda la historia de Roma era una trama de narraciones fantásticas, sabía que toda la documentación había tenido que desaparecer y que los archivos privados eran de difícil acceso. Evolución literaria de Tito Livio Pensaba con Cicerón que la historia debía ser obra oratoria y la tarea que se había impuesto la asociaba a la idea de un largo desarrollo regular y majestuoso. Su estilo es periódico. Ofrece una extrema variedad de ideas y enormes riquezas estilísticas bajo la apariencia de monotonía. La lengua empieza a aceptar una gran cantidad de expresiones antiguas o poéticas; las metáforas son frecuentes, vivas y atrevidas; las comparaciones aparecen a veces desarrolladas plenamente. El relato épico Tito Livio llegó a enlazar narraciones hasta realizar conjuntos cada vez más vastos, amplios, sin dispersión. Logró entonces una narración épica, casi homérica, de un curso regular, ininterrumpido, en que las propias monotonías se armonizan con el tono general. La psicología Tito Livio se interesa por los factores psicológicos de la historia. Gusta de concentrar la luz sobre figuras lo bastante representativas cono para indicar las tendencias ya del pueblo romano entero. La originalidad más sorprendente la reveló en la evocación de las emociones colectivas, en los movimientos de las masas. Su psicología es de un carácter muy general, pero casi infalible dentro de esos límites, presentando trazas de verosimilitud. El contenido didáctico Trazó el esquema del romano ideal, heroico, laborioso, tenaz, amante de la justicia, arquetipo que se había formado principalmente entre los siglos IV y II, imagen que su psicología sutil convierte prácticamente en verosímil y cuyo fervor patriótico eleva como símbolo y premio de la perseverancia y de la eternidad de roma. Conclusión Luego de presentar los rasgos más sobresalientes de cada autor y situarlo históricamente, estamos en condiciones de no poder negar la importante influencia griega sobre los autores romanos. Pero podemos decir que ellos han tomado rasgos y los han hecho evolucionar creando estilos propiamente latinos. Bibliografía Jean Bayet. Literatura latina. 1981. Seix Barral.

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